CLAUDIO FARIAS
Mi nombre es Claudio Fabián Farías. A los 14 años comencé a consumir cigarrillos, luego drogas y alcohol y salía mucho de noche para la búsqueda de drogas y utilizaba esos momentos para hacer líos (robar, pelear, etc.)
Llegó un momento que mi vida no tenía control, que llegué a perder mi familia. Mis padres que son creyentes se asesoraron y encontraron a Josué como centro de ayuda para mi vida.
Llegué al Programa con mi papá y tuve mi entrevista y comencé, pero seguía haciendo líos hasta que me cansé y me fui (perdí mi esposa, estuve preso y perdí mi hijo bajo la decisión de un juzgado). Después de todas esas perdidas decidí ir a un encuentro con Jesucristo pero no me alcanzó porque seguí haciendo líos hasta que perdí la confianza de mi familia.
Luego empecé a tener muchos problemas con la policía y amigos por los que tuve que irme de mi barrio porque me iban a matar y me fui a otro barrio peor todavía. A pesar de los problemas que había en la zona, hubo gente que me hablo mucho de Dios y tomé la decisión de ir a otro encuentro y comenzar el tratamiento de vuelta.
Le puse muchas ganas porque quería recuperar a mi familia y Dios hizo un gran milagro ya que restauró mi familia y mi vida.
Hoy estoy de alta y colaboro con el Programa, mi vida cambió mucho gracias a Jesucristo. Dios me permitió abrir un centro de autoayuda en Ciudad Oculta para poder brindar mis servicios y experiencia en ese lugar.
SERGIO CARDUNER
Mi nombre es Sergio Cardúner. Mi historia comienza por 1983, tenía apenas 13 años y toda una vida por delante. Vivía en el barrio de Balvanera con mi familia: mi papá, mi mamá y dos hermanos mayores que yo. Era como todo pibe de esa edad medio rebelde y me gustaba estar en los extremos; hacía todo o directamente no hacía nada.
Me juntaba en el barrio con un grupo muy grande de chicos, todos muy diferentes pero al mismo tiempo muy parecidos. Un día uno de esos pibes llegó a la esquina con un cigarrillo de marihuana y ahí comenzó todo; me sentía más grande, raro pero bien y sin darme cuenta había comenzado en mi vida la etapa más tremenda que jamás me hubiese imaginado.
En muy poco tiempo ya había probado casi todo, sin darme cuenta ya era un adicto. Yo un pibe de clase media que nunca me había faltado nada de pronto me encontré robando para tener con qué comprar droga.
Todo había cambiado en mí, mi manera de hablar, de pensar, de vestirme, me había convertido en una persona muy agresiva y como si fuera poco comencé a frecuentar las canchas de fútbol y no llevó mucho tiempo para que fuera parte de la barra brava de San Lorenzo, ahí pude conocer cuánta violencia hay en esos lugares y como hay influencia (políticos, policías o dirigentes) que te cubren para que nada te pase, encima como si fuera poco te daban la droga y el alcohol gratis.
Empecé a tener problemas con la policía y nada me importaba, andaba por el barrio armado todo el día y comenzaron las causas judiciales y un montón de problemas, en medio de tanta locura conocí una chica con la cual me casé y tuve una hija con ella. Todo parecía cambiar pero duró muy poco todo eso, nos separamos y ya nada me importaba cada cosa que pasaba hacía que mi corazón se ponga más duro.
Pasaron los años, cárceles y mucha droga hasta que conocí a Natalia, ella era distinta, me comprendía, me ayudaba, me sostenía.
Teníamos una amiga que era como una hermana, ella también andaba en cosas raras y empezamos a trabajar juntos (a robar juntos), hasta que un día después de un hecho grande y cansado de vivir siempre tan al límite con la muerte (por la policía) decidimos comprar drogas en cantidad y comenzar a venderlas. Era un negocio redondo a mí me conocían todos, la policía en mi barrio no me molestaba porque cada vez que caía preso rompía todo y encima dejaba mucha plata y tenía drogas gratis, todo cerraba.
Pero un día comenzó un seguimiento policial y terminó con el allanamiento de la casa de mi amiga y ella presa.
Me abrí un poco de todo y conseguí un trabajo, a pesar que la droga seguía en mi, estaba actuando distinto. Con el tiempo comencé a estar bien económicamente y con parte de la plata le llevábamos cosas a mi amiga que estaba detenida. En una de las visitas comencé a notar que ella estaba cambiada, tenía una paz que antes no poseía, ella había conocido a un tal “Jesús” y nos contaba que todo le había cambiado. A pesar que yo tenía trabajo y también una cuenta en el banco, nunca había podido cortar con la droga, con Natalia teníamos 4 hijos y ya no les prestaba la importancia que ellos se merecían, trabajaba todo el día y cuando estaba en casa estaba drogado y borracho, cada vez peor.
Mi amiga que nos venía a visitar seguido me empezó a hablar de “Jesús” y acepté ir a la iglesia a ver un culto, a pesar que eran personas maravillosas me costó más de 2 años poder comprometerme con las cosas de Dios. Sin embargo, era mucho lo que yo necesitaba de ministración y ahí conocí al Programa. Mi vida cambió, pude ir a un encuentro y algo pasó, sentía que necesitaba cada día más de Dios. Ahora estamos junto a Natalia liderando un grupo de estudio bíblico y seguimos yendo a los encuentros pero ahora a ministrar.
Puedo decir que ahora después de estar 19 años en el infierno, pude gracias a Dios cambiar mi vida. Le doy gracias a Dios en primer lugar, a mis líderes Luis y Roxana Botta, a mi amiga porque fue la que me acercó al camino de Dios, a mi esposa Natalia por todo el aguante que tuvo y a mis hijos Daniela, Romina, Nicolás, Rodrigo y Selene, la razón de todo.
Historias de vida
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